La musica creada apartir de la tecnología existe desde hace mas de 100 años y uno no puede estudiar académicamente la musica de el siglo 20 sin toparse con palabras como musique concrète, musica aleatoria, musica electroacústica, musica electrónica, etc. Desde los trabajos con osciladores de Karlheinz Stockhausen a los experimentos con cintas de Pierre Schaeffer o los instrumentos preparados de John Cage antes de los 60s la experimentación a través de las nuevas tecnologías habían ya pavimentado el camino para la música de el resto de siglo, solo faltaba que alguien encontrara la manera de hacer que estos experimentos pudieran sonar mas pop y entonces llego esta joya…
Creada originalmente como una banda de rock, poco a poco fue perdiendo integrantes (debido a los molestos sonidos electrónicos) hasta quedarse con solo un baterista Danny Taylor y un cantante/osciladorista Simeon Coxe III. Silver Apples no usaba sintetizadores, sino un monstruo de 12 osciladores (generadores de tonos), filtros, teclas de telégrafos y partes de radios que era manipulado usando dedos, brazos, piernas y pies. Este monstruo creado por el mismo Simeon Coxe es la estrella principal de este disco. Por su lado Danny Taylor usaba un drum kit con una cantidad obscena de tambores, platillos, cymbales etc.
Aun mas interesante que toda esta lista de elementos es el hecho de que lograron crear musica que fuera igualmente pop y experimental apartir de técnicas de la musica avant-garde de el principio de siglo adelantándose por casi 4 años a el krautrock. Es un disco psicodelico atemporal, imposible de comparar con sus contemporáneos quienes le fueron completamente indiferentes a esta maravilla. Hoy en día es fácil entender porque en 1968 resultaba un disco ajeno pero es uno de esos raros casos en los que el tiempo demuestra que hay personas que se equivocaron de época.
Si alguna vez preguntaron de donde sacaron los Portishead su sonido para el Third, escuchen este disco.
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