Ser prolífico es un arma de dos filos. Por un lado, todo fan siempre está agradecido de que su artista consentido genere nuevo material constantemente. Pero por otro lado se compromete la calidad del material y en casos difícil de accesar para nuevos seguidores. Phil Elverum es un hombre prolífico, y después de dos destacables lanzamientos como Mount Eerie el año paso, nos brinda uno nuevo este, a escasos meses de distancia.
Creo que Elverum se encuentra en el borde descrito arriba. Para quienes lo hemos seguido desde The Microphones, cada nuevo disco es como la visita de ese tío que te cae muy bien y que sólo ves una vez al año. Pero para quienes no lo han seguido desde entonces su trabajo tiene esa a veces desafortunada combinación de austero y abstracto que lo hace poco amigable, como ese otro tío que visita una vez al año.
Sin embargo White Stag no viene sin sus sorpresas. Como todo trabajo de Elverum es preciosista, y sabe sacarle todo el brillo a lo austero. En este caso se trata de un disco breve, lleno de lindas canciones y una serie de interludios instrumentales encerrados en paréntesis que son las verdaderas joyas de disco: alarmantemente atmosféricos, impresiones fuertes en oídos sensibles.
White Stag se aleja lo suficiente de la dulzura del Lost Wisdom y de los formalismos del Dawn para entusiasmar los suficiente a los seguidores de Everum. Se trata de un disco que los fans bajarán de inmediato (si es que no lo tienen ya), pero que recomiendo que los no iniciados se salten, y bajen en vez el The Glow Pt. 2de The Microphones, cuyo link sigue activo en este mismo blog.
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