Pareciera que todo artista actual es el eco de uno anterior, que ya no hay originalidad. A los artistas nuevos se les festeja por lo original de sus referencias, más que lo original de su música. “Vampire Weekend está incrible, suena como a Paul Simon y Talking Heads”, citándome yo solito. Rara vez algo suena enteramente nuevo.
Lo primero que me llamó la atención cuando escuché Ys de Joanna Newsom fue precisamente eso. Se escuchaba enteramente nuevo. Bueno, no. Se escuchaba viejo. Muy viejo. Claro que se podían citar referencias musicales al hablar de Ys, pero ninguna era de este siglo. Era un disco pop rescatado del medioevo.
Ahora a casi dos años de haber salido es un disco que no dejo de escuchar. A lo largo de cinco canciones Newsom nos cuenta historias de deseo, con alusiones al miedo y a la muerte. Historias donde un chango utiliza a un oso para su beneficio propio y sueños de piedras rebotando en el agua llegando a un lugar incierto. Historias contadas con la particular voz de Newson, que a veces suena como una desafinada guitarra que pelea discretamente con la dulcura de su arpa. Todo esto enmarcado por la increíble orquesta de Van Dyke Parks (el co-conspirador de Brian Wilson en esa obra maestra que es el Pet Sounds).
Ys es un disco increíble, denso y plagado de detalles, perfecto para perderse. Cada vez que se escucha se encuentra algo nuevo y resulta una experiencia enriquecedora. Es el mejor libro de cuentos que nunca leíste. Tan viejo que es lo más novedoso que pueden encontrar en una tienda de discos.
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